lunes, 1 de octubre de 2012

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Surge coleccionismo de arte en Cuba

La Habana, Cuba.
La Habana, Cuba. Reuters
A José Busto le apasiona coleccionar arte de su país, no le amedrenta pagar un alto precio por ello.
AP

La Habana.- Que en el mundo hay fanáticos dispuestos a pagar 4 millones de dólares por una obra de Wifredo Lam es algo que nadie duda; pero al cubano José Busto, cuya pasión es coleccionar arte de su país, no lo amedrentan esas cifras tan elevadas, ni vivir en una nación pobre y aún virgen en esta materia.

Sentado en un aireado balcón desde el cual se ve la sala donde está colgado un exquisito cuadro de Roberto Fabelo custodiado por una escultura en bronce de Pedro Pablo Oliva, Busto reconoce que es pionero de una nueva realidad: un sutil pero creciente coleccionismo nacional.
"Desde muy joven comencé a coleccionar, a comprar y vender", explicó Busto, autodidacta de 43 años. "A comienzo de los 90 era fácil tener arte cubano, un cuadro valía pocos pesos, ahora se venden por miles de dólares".
Para obtener sus obras, Busto además tuvo que sacrificar algunas pertenencias de su familia y hasta recurrió al trueque.

"Una vez cambié un disco de acetato de Iron Maiden que tenía yo por un dibujo del maestro Servando Cabrera, la persona ni siquiera sabía bien quién era y Servando no era reconocido".

Para los expertos, el coleccionismo nacional —en su vertiente institucional o privada— es el punto flaco del mercado de arte cubano y su ausencia contribuye a sacar obras al extranjero lo cual empobrece el patrimonio cultural de la isla, una triste situación que podría cambiar a partir de la mejora económica y la consolidación de una clase media.

Tras décadas de caos, obras perdidas o deterioradas hasta desaparecer al calor del proceso político, un mercado que no definía precios —la propiedad privada se veía como parte de la decadencia del viejo sistema— y una cultura de tasación inexistente, las autoridades decidieron intervenir.

"Los coleccionistas siempre han existido, algunos se lo reservan. Ahora se están abriendo puertas y con el pasar del tiempo se van a conocer más", comentó Busto.

El Ministerio de Cultura comenzó a organizar ferias anuales de artistas para vender grabados, se regularizó la programación del Museo de Bellas Artes recién restaurado, se insistió a los coleccionistas que registren sus obras como garantía de propiedad y hasta se inició por parte del Consejo de las Artes Plásticas un plan para atesorar obras.

El mismo Busto dio un paso más allá y lanzó este año "Avistamientos", un proyecto para promover artistas cubanos de entre 20 y 22 años que él ve con "potencial" y que sería la primera galería privada en el país. Los apoya económicamente, les da un espacio para exponer y los representa o vende sus obras.

Para Luis Miret, el director de Subasta Habana, que organiza un remate una vez al año para el mercado internacional,
el coleccionismo nacional es todavía tímido pero está presente.

"Básicamente hay dos grupos, las viejas colecciones importantísimas que por lo general son herencia familiar y tienen obras de maestros, y aquellos que comenzaron posteriormente y cuentan con piezas de rango medio o de artistas vivos", comentó Miret.

Los primeros tienen piezas de Portocarrero, Amelia Peláez o Mariano Rodríguez, todos fallecidos; los segundos se enfocan más en Nelson Domínguez, Manuel Mendive, Moisés Finalé, Alicia Leal o jóvenes como Los Carpinteros, entre otros.

Busto se siente atraído por la obra de Yoan e Iván Capote.

Miret, Busto y otros expertos estiman que a nivel nacional llegan al centenar los coleccionistas de arte cubano.

"No hay realidad cultural completa sin coleccionismos", dijo el periodista Jorge Rivas, quien en 2011 organizó la primera exposición con obras atesoradas por él mismo, todas regalo de los artistas.

Rivas consiguió una galería estatal para realizar su muestra y el éxito fue tal que este año la paseó también por otros espacios.

El coleccionismo "ha re-llegado, esta vez para quedarse", expresó Rivas, para quien su expo fue "una invitación" a practicarlo "como un modo de conservar, dentro de nuestras fronteras, valiosas manifestaciones del patrimonio nacional".

Por siglos, la riqueza de las clases pudientes cubanas estimuló el mecenazgo y notables colecciones, pero al triunfo de la revolución en 1959 muchas piezas fueron sacadas del país, cayeron en manos de personas que desconocían su valor o el propio estado las recuperó, pero sin darles mantenimiento adecuado.

Al consolidarse la revolución, la satanización de lo privado sumada a una crisis que dejó sin recursos monetarios a los cubanos, asestó al coleccionismo un golpe dramático.

Pero junto con una Cuba de reformas económicas y sobre todo a partir de una nueva mentalidad más abierta, el coleccionismo comienza a florecer lentamente: Busto abrió su galería, Rivas expuso sus obras privadas, los artistas están valorando a los compradores domésticos por humildes que sean y algunas personas usan ahorros para adquirir piezas.

En esta dirección va "Bolsillo Flaco", un proyecto del pintor Nelson Domínguez y por el cual se ofrece a la población pequeñas obras de artistas importantes, sobre todo grabados, por pocos pesos cubanos.

"Bolsillo" busca "abrirle los ojos a las personas" y "sensibilizarnos" en el coleccionismo, explicó Dominguez.

"No tengo nada en contra de que la obra viaje..., pero también es importante que las obras que tienen mucho valor se queden en Cuba, en las colecciones privadas, en los museos. Si no, al final no va a haber referencia de lo que pasó en estos tiempos", reflexionó Domínguez.

Aunque la economía todavía está deprimida, Rivas reconoce que entre los que tienen buenos ingresos hay potencial.

"Hay un importante sector de la sociedad cuyos ingresos se han visto beneficiados por diferentes razones: cuentapropistas con un nivel cultural significativo; personas que trabajan con empresas... o que permanecen una parte del año trabajando en el extranjero", comentó Rivas, quien agregó a su lista a los que reciben remesas.

Los expertos internacionales también notaron que el coleccionismo va tomando otra dimensión.
"A medida que la clase media se desarrolle, también lo hará el coleccionismo de arte, tanto en privado como institucional", manifestó el crítico estadounidense y ensayista Alex J. Rosenberg, autor de un libro de reciente aparición sobre la tasación y el avalúo de arte enfocado en la nación caribeña.

¿Cuál es ahora el desafío para los coleccionistas cubanos?


"La falta de cantidades generosas de dinero hace que tanto las instituciones como los coleccionistas privados sean más conservadores en sus adquisiciones por temor a cometer errores en lo que compran", expresó Rosenberg. "Espero que cuando haya más efectivo estás sean más atrevidas".
CulturaLunes, 24 de Septiembre de 2012 14:31
Redactor: Margarita Vega
Referencia: 
http://www.artesostenible.org/ongoing/ocupa-los-museos/




Ocupa los museos

El arte y la cultura forman parte del bien común. El arte no es un artículo de lujo.

Sin embargo, muchos museos e instituciones culturales están actualmente dirigidas por y para el 1%. Los museos operan cada vez más como un negocio lucrativo, y son los intereses económicos los que dictan qué arte es visible, exitoso y deseable; en resumen, el dinero y el poder son los que definen qué es arte y qué no lo es.
Ocupa los museos busca ocupar nuestras galerías de arte, museos e instituciones culturales con las ideas, los valores, la historia y el arte del 99%. Al igual que nuestro gobierno, que ya no representa al pueblo, los museos se han vendido al mejor postor.
Occupy Museums es un grupo de acción directa dentro del movimiento Occupy Wall Street. Se centra en los problemas más evidentes dentro del actual sistema del arte y plantea alternativas.
En Occupy Museums estamos dando los pasos hacia un futuro en el que nuestros bienes culturales comunes sean verdaderamente compartidos en lugar de ser acumulados por unos pocos.
A medio camino entre los movimientos de protesta y la guerrilla gallery, Occupy Museums ha realizado numerosas intervenciones en diversos entornos:
Desde el llamamiento al libre intercambio de arte en la calle que realizaron con motivo del Armory Show o la ocupación de la Ópera, el Lincoln Center y el MOMA, todos ellos en Nueva York, hasta la celebración de una ceremonia por la restitución del arte al procomún en el mismísimo Altar de Pérgamo de Berlín, símbolo del desplazamiento y ocupación de la cultura por parte de la élite en el poder.
Este momento en el que parece que los ciudadanos tomamos conciencia y nos organizamos para reclamar la soberanía arrebatada por el 1% es un buen momento para gritar también que el arte y la cultura pertenece al 99%.
Ocupa los museos es una protesta en voz alta sobre la corrupción y la injusticia en las instituciones de arte y cultura.
¡Ocupa los museos!
Más información: occupymuseums.org